martes, 16 de octubre de 2012

Simone y los abrazos

Simone ha descubierto hace bien poco lo que son los abrazos.

Ella supone que de pequeña sus padres la abrazarían mucho y la querrían mucho, pero como eso fue hace tanto tiempo y ella era muy pequeña, no lo recuerda.

Hace poco tiempo a Simone le dieron un abrazo y le gustó tanto que a partir de entonces ella también quiso comenzar a darlos.

Al principio no sabía muy bien como hacerlo. No sabía a qué altura poner los brazos sobre la espalda de la otra persona, cuánto debía presionar y sobre todo, cómo colocar su cabeza para sentirse cómoda y no incomodar al otro. Por eso no le quedó otra solución que investigar.

Una vez que tuvo controlada la técnica de cintura para arriba, Simone se dio cuenta de que existen abrazos en los que también entran las piernas. Vista desde fuera, cuando Simone abrazaba formaba una figura con la otra persona como de tienda de campaña, tal era el espacio que había entre las piernas de uno y de otro que podrían dormir de 2 a 4 personas dentro. Eso, pensó Simone, había que solucionarlo.

Cuando tuvo las piernas bajo control, Simone podía estar minutos, muchos minutos, pegada al cuerpo de alguien, de quien quiera que fuera. Era una sensación que no podía igualar a nada que ella hubiera sentido antes.

Desde ese momento, Simone se metía en un abrazo buscando llegar a rincones de su propio ser que nunca antes había siquiera sospechado que existían. No existía nada más en el mundo que el propio abrazo, ni siquiera ella, ni siquiera la otra persona, sólo el abrazo.

Simone llegó a ser famosa por dar unos abrazos tan agradables, respetuosos y gustosos que por eso, y solo por eso, la nombraron la primera embajadora mundial de los abrazos.

A ella eso le encanta y lo celebra cada día con muchos abrazos. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario